A los dieciséis minutos, aproximadamente, de esta adaptación de Eugene O´Neill, ganadora de un premio Pulitzer de teatro, el público de 1930 obtuvo lo que estaba esperando cuando Greta Garbo hizo su entrada y habló a la cámara por primera vez en su carrera: "Dame un whisky...", sólo que en esta segunda ocasión, en 1931, lo dijo en alemán.