Fidel Sánchez tiene cincuenta años y lleva gran parte de su vida siendo director de cine. Un día decide anunciar su retirada en un humilde hotel de Madrid para pasar más tiempo con su mujer y su hijo. También quiere volver al pueblo donde nació, Pedro Bernardo, al que hace más de diez años que no va y donde siguen viviendo sus mejores amigos, Manuel y Sebastián; y su antiguo amor platónico, Laura. Tanto años sin verse hace que el reencuentro se magnifique porque el alcalde del pueblo quiere hacerle un homenaje poniéndole su nombre a una plaza. Sólo tres días son los que pasa en el pueblo, pero las emociones están a flor de piel.