Las reglas del hospital no permiten que un paciente tenga su enfermera privada hasta que los médicos descubren que Rebeca no está allí por razones médicas. La enfermera Rachel siente pena por un paciente que es realmente gafe. Por suerte para él, está a punto de levantar su espíritu a nuevas alturas. Durante la cirugía el médico descubre que la enfermera Sarah es completamente inútil y quiere saber cómo se graduó de la escuela de enfermería.